EL NIÑO QUE AÚN ME HABITA




"El tiempo, con dedos de sombra y perfume de otoño,
ha bordado arrugas en mi piel como quien traza senderos en la tierra.
Pero dentro de mí, donde la memoria canta,
sigue vivo el niño de antaño,
ese que jugaba a ser viento entre los álamos
y reía con la inocencia de quien aún no conoce la herida.

Su risa, chispa de eternidad,
es un cometa que sigue cruzando mis noches,
encendiendo constelaciones en los pasillos olvidados del alma.
A veces lo siento correr en mis venas,
descalzo y libre,
como un río que no acepta cauce ni cadenas,
jugando con los ecos de mi nombre entre los árboles del recuerdo.

En su mirada vive un lucero que el ocaso no logra apagar,
una llama sin invierno que desafía los inviernos del alma.
Y aunque han pasado estaciones y cicatrices,
él ha estado conmigo —
fiel compañero de mis años de soledad,
refugio en los días grises,
cómplice en los silencios que nadie quiso escuchar.

Y entonces llegó ella…
una mujer de palabras justas y pasos firmes,
de esas que pisan el mundo como si les perteneciera,
una mujer con un trabajo importante,
con metas altas y gestos medidos.
Y por un instante, creí que tal vez,
mi soledad podía terminar entre sus brazos.

Pero ella, tan seria,
tan dueña de su propia estructura,
no quiso al niño.
No entendía su risa desordenada,
sus juegos invisibles,
ni el modo en que, en mis silencios,
él seguía hablando.
—“Ya no deberías ser así”, me dijo,
como si la ternura tuviera fecha de vencimiento,
como si crecer fuera matar lo que aún canta en uno.

Y aquí estoy,
mirando al niño que me mira con miedo,
temiendo ser abandonado por quien más lo ha amado.
¿Qué hacer?
¿Dejarlo ir, y con él, perder mi luz,
un pedazo de mi alma que me mantiene vivo?
¿O quedarme con él,
aunque eso signifique renunciar a ese amor que prometía compañía?

Pero si alguien me quiere,
¿no debería hacerlo tal cual soy?
Con mi niño a cuestas, con mis juegos,
mis nostalgias, mis heridas abiertas como ventanas al pasado.
¿No debería amar también al que fui,
porque sin él, no soy yo?
¿O acaso ella ama solo una imagen,
una escultura de mármol que pueda exhibir sin grietas?

Y pensándolo bien…
tal vez no hay mayor soledad
que vivir acompañado de alguien que no abraza tu esencia.
Tal vez es mejor la compañía del niño
que una vida entera de soledad en compañía.
Porque él —mi niño—
me recuerda que aún soy capaz de reír con el alma,
de soñar sin permiso,
y de mirar las estrellas
como si cada una tuviera escrita una promesa de amor verdadero."

Guido Berly



Comentarios

  1. Alma de niño siempre....es tu esencia...

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  2. Ese niño es autentico es alegre sensible sale cuando debes crear tiene esa capacidad de asombro es un pequeño filósofo debe volar en libertad sin ataduras

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